¿Dejar la capital para instalarse en una zona rural? Los límites de una política de inclusión social a través de la movilidad territorial (Francia, 2019-2023)
Résumé
Cuando no se tiene ni vivienda ni trabajo estable en la gran ciudad, ¿se está dispueste a emigrar a otras zonas, en particular a ciudades pequeñas o a zonas rurales, donde las instituciones públicas proveen vivienda y trabajo? ¿Tienen las clases populares el grado de movilidad necesario como para asegurar la “fluidez” del mercado laboral al que aspiran economistas y dirigentes políticos liberales?
Este capítulo analiza un dispositivo original que los poderes públicos están experimentando actualmente en Francia y que estamos encargades de evaluar (ver recuadro). Para nosotres, este dispositivo se asemeja a un laboratorio, como si tuviéramos el privilegio, a semejanza de las ciencias naturales, de poder experimentar sobre la realidad social. Esta experimentación es de especial interés para les sociólogues que se interesan en la movilidad social y en las clases sociales, ya que el dispositivo en cuestión intenta contrarrestar el bajo nivel de movilidad territorial de la "mano de obra" a partir de una propuesta dirigida a las fracciones más precarias y vulnerables de las clases populares. ¿Cómo reciben estos sectores populares urbanos, entre quienes hay muches inmigrantes, la propuesta de migrar hacia el interior de Francia, es decir desde la región parisina hacia pequeñas ciudades y zonas rurales, donde se les facilita empleo y vivienda? Veremos que tal migración se revela difícil, aun para quienes ya han experimentado migraciones internacionales, y esto a pesar de que la vivienda y el empleo, tan codiciados, estarían asegurados al final del camino. ¿Cómo explicar esta paradoja? ¿Y qué han previsto las autoridades responsables del programa frente a estas dificultades?