La cunicultura del siglo XXI debe hacer frente a dos grandes desafíos. El respecto del bienestar animal y la sostenibilidad medioambiental. El primer desafío tiene sus orígenes en el rechazo por una parte de la sociedad al modo de producción actual, basado en una economía de escala y una oferta alimentaria a bajo coste. Esto implica altas densidades animales, un espacio de vida limitado y un suministro inadecuado de enriquecimientos ambientales necesarios a la expresión del repertorio comportamental de la especie. El segundo desafío es estructural. Afecta a casi todos los sectores de la economía moderna, siendo la producción de alimentos uno de los sectores clave. La acumulación de conocimientos relativos a la contribución de la agricultura y de la ganadería al calentamiento global, a la polución de los suelos, a la degradación de las reservas de agua dulce y a la pérdida de la biodiversidad demuestran la falta de sostenibilidad del modelo en vigor. En este contexto, observamos la evolución de sistemas de producción actuales y la emergencia de una cunicultura alternativa, que intenta conjugar ambos desafíos. Este breve artículo describe una serie de ejemplos de engorde de conejos que integran, a distintos niveles, estos desafíos.